Medio español asegura que Daniel Noboa pidió que lo lleven a farrear mientras lanzaba billetes en Madrid

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El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, protagonizó un escándalo en un restaurante en Madrid durante su visita a España en un viaje a finales del pasado mes de enero. Hizo un uso indebido de la escolta policial que se le asignó empleando los coches oficiales para irse de fiesta hasta altas horas de la madrugada. Tal y como ha podido saber El Debate, este episodio ha motivado una queja del Ministerio de Exteriores ante la Embajada de Ecuador. Noboa aprovechó el viaje para reunirse con el Rey Felipe VI y con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
«Llévenme de farra, llévenme de farra», gritó Noboa mientras salía del local del barrio de Salamanca en el que acababa de cenar. Mientras esto ocurría ante la atónita mirada de un amplio efectivo policial, que velaba por su seguridad, el presidente ecuatoriano, de manera aparente bajo los efectos del alcohol, lanzaba billetes al aire que sacaba de un fajo que guardaba en uno de sus bolsillos. Eran las tres de la madrugada del 25 de enero de 2024 y el lugar donde ocurrió este episodio fue el restaurante de alta cocina japonesa Ikigai, ubicado en la calle Velázquez. El dispositivo de seguridad que presenció la escena estaba conformado por quince agentes de paisano de la Guardia Civil y diez de la Policía Nacional que estaban apostados con metralletas en los edificios aledaños. En paralelo a los agentes españoles también estuvieron presentes catorce personas de seguridad ecuatoriana.
Los escoltas subieron a Noboa al coche blindado con cierta dificultad. El vehículo se lo había prestado Felipe VI unas horas antes. Era un Mercedes Benz W220 que el Jefe del Estado sólo deja en muy contadas ocasiones. «Fue una deferencia que Su Majestad quiso tener con él por la situación tan delicada en la que está Ecuador, pero nunca nos imaginamos que lo iba a usar para irse de fiesta», cuenta a El Debate una de las personas que participó en la ejecución del despliegue de protección a Noboa desde la Casa del Rey. Además de este vehículo, la comitiva que acompañó al presidente ecuatoriano en la polémica cena estaba conformada por seis coches más y cuatro motocicletas de la Policía Local que le abrían el paso por las calles de Madrid.
Y de Velázquez al hotel Ritz, donde Noboa se alojaba en una de las mejores suites, con vistas al Museo del Prado. Los agentes llevaron hasta allí al presidente ecuatoriano, que subió a la habitación apoyado en dos escoltas. Ya en el interior, Noboa organizó una fiesta privada mientras los escoltas desplegaban un círculo de seguridad que se estableció en el exterior del hotel. Al día siguiente fue cuando llegaron los problemas. Una llamada desde el Ministerio de Exteriores a la Embajada de Ecuador hizo saltar las alarmas. El Debate ha confirmado que María Sebastián de Erice, designada por el ministro José Luis Albares con el cargo de Introductora de Embajadores, pidió explicaciones sobre el episodio a Verónica Peña, que en ese momento era Ministra Encargada de Negocios, la máxima autoridad de la Embajada.
En la llamada, Exteriores hizo hincapié en que los recursos de seguridad estaban destinados a la agenda oficial y no para actividades de ocio nocturno. Mientras esta queja se llevaba a cabo, el presidente ecuatoriano se estaba despertando de la noche de fiesta. Había olvidado la reunión que tenía a primera hora. Noboa llegó tarde a un desayuno que tenía programado con Antonio Garamendi, presidente de la CEOE; José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España; Xiana Méndez, secretaria de Estado de Comercio; y un grupo de quince empresarios.
El encuentro tuvo que retrasarse media hora porque Noboa no apareció. «Fue una situación bastante incómoda porque al llegar ni se disculpó ni explicó por qué se había retrasado», cuenta a este periódico una de las personas que tuvo que esperar a que llegara el presidente ecuatoriano. Tras el desayuno, se llevó a cabo en el mismo lugar el Encuentro Empresarial España-Ecuador, al que acudió el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, 200 empresarios y representantes de embajadas de varios países.
Noboa no cenó sólo en Ikigai. Lo hizo acompañado de un grupo de personas de su círculo íntimo que fueron testigos en primera persona el episodio. Pegadas a él en la mesa estuvieron Sade Fritschi Naranjo, ministra ecuatoriana de Ambiente, Agua y Transición Ecológica y Diana Angélica Jácome Silva, asesora de Presidencia.
El resto de comensales fueron Wilma Andrade, embajadora de Ecuador en España (que justo el día anterior también fue amonestada por Exteriores por su comportamiento); Cynthia Gellibert, subsecretaria general del Despacho Presidencial; el teniente coronel Danilo Villena Viteri, edecán del presidente de la República; su primo Leonardo Noboa Icaza; y sus amigos Juan Vintimilla y los hermanos Emiliano y Juan Pablo Kronfle (hijos de Henry Kronfle, presidente de la Asamblea Nacional).
El episodio de los gritos y los billetes al aire se produjo en un momento delicado para Ecuador. El 8 y el 9 de enero Noboa había declarado dos decretos con los que aprobó el estado de excepción en todo el territorio nacional y el de conflicto armado interno contra el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado. También acababa de ordenar el despliegue de las fuerzas armadas en el país y el inicio de operaciones militares contra estos grupos. En los personal, el escándalo del restaurante coincidió con que su esposa había dado a luz en Miami ocho días antes -en concreto, el 16 de enero- y se encontraba en una recuperación médica por la cesárea.
Noboa llegó a España el mismo día de la polémica cena. Nada más aterrizar en el aeropuerto de Barajas, a bordo del Falcon presidencial, se dio cuenta de que se había olvidado su cartera en Ecuador. Por este motivo, transfirió 15.000 euros desde una cuenta bancaria belga de su propiedada una cuenta española abierta a nombre de uno de los miembros de su comitiva oficial y posteriormente los retiró en efectivo. Mientras gestionaba el asunto de los billetes -que fue los que luego lanzó al aire al acabar de cenar- fue al Ritz a descansar.
Había aterrizado a las 6.30 horas y no tenía que estar en Fitur hasta tres horas después. De allí se fue a comer con un banquero al restaurante Lhardy, famoso por su cocido madrileño. Y desde la Puerta del Sol puso rumbo al Palacio de La Zarzuela, donde se reunió con el Rey. Al acabar se vio con Sánchez en Moncloa. Noboa regresó al otro lado del Atlántico tres días después de este incidente que, hasta la publicación de El Debate, se encontraba bajo reserva. Este periódico se ha puesto en contacto con un portavoz del presidente ecuatoriano para conocer su versión de los hechos y se ha limitado a declarar: «No tengo ninguna noticia al respecto o conocimiento alguno».
FUENTE: EL DEBATE

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