Con un año de formación, Podemos logró posicionarse en el escenario político español. Sergio Pascual, secretario de la organización, asegura que el éxito está en crear funcionarios públicos “de calle”, que están en contacto permanente con sus electores. Para el político, el mayor reto de la organización es llegar al poder con Pablo Iglesias.
Cree que América Latina está más avanzada en la incursión del pensamiento progresista.Por ello mira como “esperanzador” que haya espacios como la Celac, Alba o Unasur frente a la Organización de Estados Americanos (OEA), al contrario de Europa, en donde “la Unión Europea tiene una actitud hostil a cualquier gobierno que quiera defender los intereses de su pueblo”.
¿Cómo ve el hecho de que América Latina ya no mire al norte, sino a sus pares?
Me parece no solamente magnífico, sino necesario para que en este mundo multipolar en el que vivimos no haya relaciones de subordinación y coloniaje. Y, en este caso, tengo que decir que me agrada que se hayan invertido las miradas. Ahora mismo, el sur de Europa y las organizaciones progresistas miramos a América Latina con enorme interés para aprender de estas experiencias, tanto como relaciones políticas como gobiernos. Dan una lección de cómo se puede abordar los problemas de forma democrática, participativa, algo que hace mucho tiempo no se hace en Europa.
¿Cuál es la visión de Europa sobre mecanismos de integración de América Latina como Celac, Unasur y el Alba?
Es esperanzador que haya espacios de intercambio, entre los pueblos, basados en la solidaridad, igualdad entre países, equidad y no desde la imposición o desde la subordinación. Nos gustaría que la Unión Europea (UE), que es el espacio en donde nos enmarcamos, se rigiera por esos mismos principios y que en lugar de subordinar a los países del sur desde el norte y en particular en Alemania, por mecanismos completamente deleznables, como los que ahora han usado, intentando humillar al pueblo griego, un pueblo al que no se le puede humillar, pudieran cambiarse y se dirigieran a una Europa social, que se rigiera por un intercambio de relación entre países, sostenida por la solidaridad, igualdad y el respeto mutuo y no por la subordinación ni por la imposición.
¿Sería necesario para Europa contar con organismos paralelos a la UE, como sostiene el diputado italiano Alessandro di Batistta?
La Unión Europea (UE) es un espacio que se puede transformar y por lo tanto no sería tan necesario construir espacios alternativos como realmente apostar por transformar el que tenemos.
Un espacio que funcione al servicio de la gente. Ahora mismo, la UE funciona muy bien al servicio de los banqueros, de conseguir que los banqueros puedan recaudar sus deudas, sean legítimas o ilegítimas, pero no funciona bien al servicio de la gente. Es por tanto necesario que la UE se transforme al servicio de la gente. Lo fundamental es que se democratice. En este momento, no es un espacio de decisión democrática. Los pueblos europeos no deciden democráticamente sobre ninguna cuestión esencial para ellos. Mientras que los pueblos europeos ahora claman que se atienda a los refugiados que están a las puertas de Europa muriendo en los puertos europeos y mares, los dirigentes europeos le dan la espalda al refugiado; es un ejemplo claro de cómo no funciona la democracia en Europa. Cuando se invitó a los pueblos europeos a convalidar una constitución europea hubo países que la rechazaron legítimamente y, luego, aprobaron una constitución europea cambiándole el nombre; eso es un desprecio brutal a la voluntad de los pueblos europeos. Nosotros queremos una Europa democrática, en la que los pueblos tengan algo qué decir. Una Europa más social y con mayores derechos civiles y sociales.
¿Cuál es su criterio acerca de Cataluña independiente?
Creemos en el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Entendemos que en Cataluña hay un problema político. Hay mucha gente que no se siente a gusto con la España actual de Mariano Rajoy, porque es un auténtico drama económico y social vivir en la España de Rajoy. Una España que ha sumido en la pobreza al pueblo español, que está exiliando a la gente mejor formada y que tiene al 50% de los jóvenes sin trabajo. En este contexto, creemos que la mejor solución es que los catalanes respondan en las urnas y decidan si quieren pertenecer a España o buscar otra fórmula para tener una relación determinada con lo que conocemos con España. En ese posible referéndum, que debe articularse, pediríamos el voto por el no, que la gente se exprese por quedarse en España. Creemos que es necesario que Cataluña siga en España, pero son ellos quienes deben decidir si se quedan o no.
¿Qué opinión tiene Podemos sobre Grecia en esta etapa?
Es el mismo gobierno de (Alexis) Tsipras y lo que nosotros leemos es el respaldo de la ciudadanía a un dirigente político que ha tenido el coraje de enfrentarse a la todopoderosa maquinaria económica y financiera de la UE. Al hacerlo ha tenido una derrota importante aunque ha arañado y conseguido logros para su pueblo. La mayor de las victorias es el respaldo de su pueblo. Esa valentía, honestidad y coraje de estar todo el tiempo consultando al pueblo es lo que le ha recompensado. Tsipras debe conseguir gestionar lo que será un periodo largo de disenso y de fricciones con una UE que tiene una actitud hostil a cualquier gobierno que quiera defender los intereses de su pueblo.
¿Qué retos tienen los movimientos progresistas de América y Europa?
El reto fundamental de los gobiernos progresistas es consolidar el crecimiento económico y la expansión de la igualdad y el bienestar en sus naciones. Habéis tomado el poder y ahora se trata de gestionarlo en favor de la gente. Ecuador, Bolivia y Uruguay son ejemplares. Las poblaciones respaldan a los gobiernos progresistas de América Latina, porque están haciendo bien las cosas, no solo a nivel de democracia, sino en términos económicos. Están mejorando la vida de la gente de forma tangible. El reto en América Latina es sostener este ciclo virtuoso de mejora de las condiciones de vida de la gente.
Y, ¿qué retos para Europa?
El reto está más atrás. Es conseguir llegar al poder para poner las instituciones al servicio de la gente.
Recién tienen un año, pero han avanzado rápido, ¿qué acciones encamina Podemos para llegar al poder, mantenerse en el escenario político y no lograr que sus figuras se desgasten?
La organización pone al servicio de la gente las instituciones en donde está. Podemos participa de gobiernos progresistas de las principales ciudades: Madrid, Cádiz, Barcelona y Zaragoza. Presentamos posibilidades de empleo a nuestros jóvenes, ya damos becas comedor para nuestros niños, que antes no se concentraban en clases porque no tenían alimento, ya estamos promocionando los servicios públicos y poniendo multas a los bancos que se quedan con viviendas. Son acciones pequeñas, pero simbólicas, de un gobierno que ha llegado para quedarse y para beneficiar a la ciudadanía. En los parlamentos y gobernaciones hay leyes transformadoras como la ley de cuentas abiertas que permite a la gente ver en línea en qué invierten sus autoridades.
Y, ¿qué nexos tienen con la ciudadanía?
Nuestros parlamentarios y concejales son de calle. Viajan en el Metro, en donde escuchan permanentemente a la ciudadanía, además están las asambleas. Hay espacios en internet en donde estamos comunicándonos con la ciudadanía para que interlocute.
¿Qué opinión tiene sobre el gobierno de Rafael Correa?
De su gobierno hablan los números, que apuestan por una sociedad más equitativa; una sociedad que sacó de la pobreza y pobreza extrema a contingentes de población ecuatoriana. Hablan también los números de respeto que tiene este gran país a un gobierno al servicio de su gente. En Latinobarómetro salió hace muy pocos días, y eso es claro, que están a la cabeza de América Latina en términos de respaldo y percepción de cuán bien va el país. Prefiero que hablen esos números y los ecuatorianos que se expresan en esos números, antes que yo, del que a mí me parece un éxito del gobierno de Rafael Correa.
¿Qué enseñanza le dejó la ELAP?
Que no hay que tener miedo a enfrentar los continuos cambios y retos que se viven en el proceso de transformación social, que por su propia naturaleza están vivos.