Rusia realizó este jueves nuevos bombardeos contra enemigos del régimen de Bashar al Asad en el noroeste y centro de Siria, reafirmando que combate tanto al Estado Islámico (EI) como a «los otros grupos terroristas»
«Cuatro aviones de combate rusos atacaron bases de Jaish al Fatah en Jisr al Shughur y en Jabal al Jawiya (en la provincia de Idleb), y también golpearon posiciones de grupos armados, bases y depósitos de armas en Hawash, en la provincia de Hama», indicó una fuente de seguridad siria.
Jaish al Fatah («El Ejército de la Conquista», en árabe), agrupa al Frente al Nosra, rama siria de Al Qaida, y a otros grupos islamistas como Ahrar al Sham.
«La aviación de la coalición formada por los cerdos rusos» y el régimen sirio «ha arrasado una mezquita en Jisr al Shughur», escribió en Twitter un miembro de la alianza islamista.
Al Nosra y Ahrar al Sham combaten tanto al régimen de Bashar al Asad como al Estado Islámico, que según Moscú es su objetivo en Siria.
En la primavera boreal, esta coalición de yihadistas e islamistas había infligido una severa derrota al ejército sirio, amparándose de la provincia de Idleb.
Esa victoria le permitió asediar a las zonas alauitas del litoral mediterráneo, que de caer podrían provocar el fin del régimen de Al Asad.
Por su parte, las Fuerzas Armadas rusas confirmaron el jueves haber atacado cuatro posiciones del Estado Islámico (EI) y haber destruido «un cuartel general de los grupos terroristas y un polvorín en la zona de Idleb».
También destruyeron un taller de fabricación de coches bomba en el norte de Homs y un campamento de combatientes en Hama.
La aviación rusa, que desplegó una treintena de aviones en Siria, había lanzado el miércoles sus primeros ataques a pedido del presidente Al Asad.
Paralelamente, Estados Unidos y Rusia se pusieron de acuerdo para reunirse cuanto antes a fin de concretar un mínimo de coordinación para evitar incidentes entre aviones de caza en un cielo sirio casi embotellado.
En el espacio aéreo sirio incursionan la aviación de los países de la coalición dirigida por Estados Unidos, los aparatos sirios y, ahora, los aviones de ataque rusos.
Al término de su tercera entrevista en pocos días con Kerry en Nueva York, Lavrov desestimó acusaciones del Pentágono y del jefe de la oposición siria en el exilio, Jaled Joja, que afirmaron que el miércoles los aviones rusos no habían atacado a los yihadistas del Estado Islámico.
«Los rumores de que el blanco de estos ataques no era el EI carecen de todo fundamento», declaró Lavrov, que añadió que no tenía «ninguna información» sobre posibles víctimas civiles.
La aviación rusa «se esfuerza en proceder a bombardeos precisos», agregó Lavrov.
El miércoles, el ministerio ruso de Defensa anunció que la aviación había efectuado 20 misiones para destruir ocho objetivos del Estado Islámico, cumpliendo así con la estrategia de adelantarse a los «terroristas» y destruir sus posiciones en Siria antes de que vengan a Rusia fijada por Vladimir Putin.
El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, afirmó que le había dicho a su homólogo estadounidense, John Kerry, «con total honestidad», que Rusia intervenía, a petición de Siria, para combatir «exclusivamente al Estado Islámico y a los otros grupos terroristas».
Lavrov le pidió a Kerry que le entregue las «pruebas» de que los aviones rusos no atacaron al Estado Islámico.
Pero, inevitablemente, rusos y occidentales tienen puntos de vista diferentes sobre los «terroristas» que hay que destruir.
Estadounidenses, europeos y árabes establecen diferencias entre el Estado Islámico y el Frente Al Nosra, rama de Al Qaida en Siria, y los rebeldes moderados, que cuentan con el apoyo de la coalición liderada por Estados Unidos.
En cambio, para Rusia, cualquier opositor que haya tomados las armas contra Bashar al Asad es un «terrorista».
El secretario de Defensa estadounidense Ashton Carter consideró que los ataques rusos del miércoles «probablemente no» apuntaban a los yihadistas del EI y estimó que la iniciativa rusa acabaría mal si se fijaba como único objetivo la defensa del régimen sirio.
Más conciliador, Kerry declaró ante el Consejo de Seguridad de la ONU que Washington está dispuesto a «acoger favorablemente» el empleo de la fuerza aérea rusa con la condición de que sea contra el EI y Al Qaida.
Por su parte, Jaled Joja, líder opositor sirio, afirmó en Nueva York que los ataques del miércoles no tenían como objetivo posiciones del EI sino opositores a Al Asad.
Un operativo al norte de Homs dejó un saldo de 36 civiles «inocentes» muertos en «zonas que combatieron» al Estado Islámico, denunció.