Desde el terremoto Nancy Párraga Álvarez no había vendido nada. Ayer su suerte cambió y se le notaba en el rostro.
Con una mezcla de cansancio y felicidad la mujer lo reconoce: “Con esto nos levantamos, estábamos parados”.
Es de la parroquia Abdón Calderón, tiene 50 años y a los 12 aprendió de su madre el arte de preparar morcilla y longaniza. No es casualidad que el negocio lleve el nombre en honor a ella: La sazón de Marianita.
Desde este local Nancy se ha dedicado a la venta de estos platos en ciudades como Portoviejo y Manta. Tras el terremoto los pedidos pararon, ningún cliente encargaba nada.
“Hasta ahora no habíamos hecho nada. Pero esperemos que ya con esto nos reactivemos”, dijo mientras atendía apurada a los comensales que llegaban por decenas al festival de la morcilla que se realizó ayer en Calderón.
“Preparamos unas 100 libras de morcilla y como 40 de longaniza. Hemos vendido casi todo”, dijo entusiasmada, pero también con las huellas del cansancio en su semblante.
“Los stands lo han vendido prácticamente todo”, destacó la directora municipal de Turismo, Sara Fernández. Mencionó que se ha visto cómo este tipo de eventos reactiva la economía golpeada por los efectos del terremoto del pasado 16 de abril.
Aseguró que por ello se replicará la iniciativa con el festival de la empanada en Alajuela, y el festival del caldo y seco de gallina en Pueblo Nuevo. “Vamos a hacer en las parroquias rurales este tipo de eventos”, anunció.
En Calderón la actividad fue realizada por el Gobierno Parroquial, Municipio, Gobierno Provincial, con el apoyo de varias entidades