El vaivén de los precios del petróleo ha sido una constante en los últimos meses, marcada por una clara tendencia a la baja y con contados momentos de ligera recuperación. Estimaciones mundiales apuntan a que la situación no mejorará en el mediano plazo, debido al exceso de oferta y factores geopolíticos.
Desde América Latina, países como Ecuador y Venezuela insisten, aún sin éxito, que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), regule la producción y ponga un techo para equilibrar el mercado. Sin embargo, al otro extremo del planeta, naciones como Arabia Saudita descartan esa posibilidad. A esto se suma el levantamiento de restricciones a Irán, complicando más el panorama.
Carolina Bernal, decana de la Facultad de Geología y Petróleos de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), y Fernando Reyes, asesor petrolero del Colegio de Ingenieros en Geología, Minas, Petróleos, Ambiental y Especialidades afines de la Región Norte (Cigmipa), analizan los orígenes de la situación y la posición de Ecuador en medio de este contexto.
Los factores geopolíticos inciden en la crisis de los precios
Los expertos explican que la crisis petrolera se agudizó cuando Estados Unidos perfeccionó la técnica de extracción por fracturación hidráulica (fracking) que es una técnica que permite extraer gas de esquisto (oil shale).
Desde entonces, hace aproximadamente 3 años, el país norteamericano pasó de ser un consumidor de hidrocarburos por excelencia, a jugar un rol determinante, ya que su producción por fracking bordea los 10,5 millones de barriles por día. “Esto genera un remezón en el mercado porque la oferta se incrementó (…) Cuando inicia (Estados Unidos) con la tendencia del fracking, rompe el mercado”, afirma Bernal.
De su lado, Reyes observa que “estamos asistiendo a la presencia de un cambio geopolítico en el manejo del mercado de los hidrocarburos y el abastecimiento del petróleo”. Esto debido a que el Congreso de Estados Unidos eliminó las trabas legales que impedían a ese país convertirse en exportador.
El propio presidente de la República, Rafael Correa, manifestó en reiteradas ocasiones que la mayor barrera para estabilizar el mercado trasciende de una simple operación de oferta y demanda; aquella estaría también relacionada con intereses geopolíticos de las principales potencias mundiales.
De ahí que Reyes y Bernal coinciden en que la disputa gira entorno a una excesiva producción, como método de presión para derrumbar los precios y vencer a la competencia.
“Los productores que no puedan sostenidamente reducir sus costos de producción perderán mercado, cuyo vacío será ocupado por los más fuertes”, expone Reyes, agregando que el mercado europeo es disputado entre dos bloques diferenciados: Rusia, Irán e Irak versus Arabia Saudita y Catar (ver infografía).
Bernal, además, menciona el peso de lo que denomina como “petróleo sucio”, para referirse al crudo comercializado por el Estado Islámico (ISIS) y que envuelve otra problemática.
Para entender lo que ocurre, añade, es preciso tomar en cuenta la reducción de la demanda, influenciada por la mala situación económica que enfrentan países naciones de la Unión Europea y que ha provocado la contracción de China, país considerado en la actualidad como el mayor consumidor de hidrocarburos.
Para 2015, la demanda fue de 94,5 millones de barriles diarios, según la Agencia Internacional de la Energía, que prevé un aumento anual moderado de 900 mil barriles diarios con incremento gradual hasta llegar a los 103,5 millones de barriles por día.
El impacto de las tendencias internacionales en el país
En medio de ese conflicto se encuentra Ecuador, sin poder encontrar aún mayor eco a su postura a favor de una competencia justa y equitativa. Lo cierto es que mientras el panorama internacional se mantenga como hasta ahora, las previsiones respecto a los precios seguirán variando.
El golpe para el país ha sido profundo. En 2015, los ingresos petroleros se redujeron en más de $ 7.000 millones, según el presidente Correa. Entre otras cosas, aquello trajo como consecuencia retraso en el pago a proveedores de las empresas petroleras que, a su vez, perjudicó a las provincias amazónicas con actividad petrolera.
No obstante, el Estado se ha comprometido a cancelar sus haberes con este y otros sectores en el transcurso del primer trimestre del año y puso en marcha planes de contingencia económica para reactivar a las provincias afectadas.
Para el Presupuesto General del Estado (PGE) en vigencia, el Gobierno estableció un precio promedio de $ 35 por barril, $ 44 menos que en 2015 que fue de $ 79. Los ingenieros Reyes y Bernal concuerdan en que el valor considerado fue correcto en su momento, pero ante la coyuntura merece revisión.
Ayer, el barril de petróleo WTI, usado como referencia para el crudo ecuatoriano, se ubicó en $ 28,13 y el barril del crudo Brent en $ 31,46.
El Jefe de Estado manifestó que Ecuador está preparado para enfrentar una situación macroeconómica con un barril de $ 20. (I)