El 30 de septiembre de 2003, la Dirección General de Salud Individual y Familiar del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) emitió -a través de la Resolución C.D. 020- las “normas técnicas y criterios de calificación de nivel de complejidad de las unidades médicas del IESS y de prestadores de salud”. Este documento facultó a la entidad para “acreditar/calificar a prestadores externos, para brindar atención integral a los asegurados, garantizando solventar la demanda insatisfecha en especialidades médicas que no disponen los establecimientos de salud del IESS”.
Doce años después de la expedición de ese documento, el país debate la funcionalidad que han tenido las derivaciones de los afiliados a clínicas y hospitales privados. Si bien el IESS estaba facultado desde 2003 a acreditar a prestadores externos, desde 2008, con la declaratoria de emergencia de salud, esta dinámica se volvió vertiginosa. Al cierre de 2008, con Ramiro González en la presidencia del directorio del Seguro Social, se suscribieron 27 contratos; para diciembre de 2015 esa cifra alcanzó los 846 convenios.
Entre 2008 y 2015, el IESS desembolsó al menos $ 3.269 millones a prestadores externos, es decir, un pago aproximado de $ 34 millones mensuales durante 8 años. En su primer enlace ciudadano de 2016, el pasado 2 de enero, el presidente de la República, Rafael Correa, admitió: “Hemos tenido muchísimos problemas con los prestadores externos”. El Jefe de Estado enumeró inconvenientes como “costos inflados e intervenciones innecesarias”, facturas que igual han llegado al IESS.
“El problema es tan grave que no estamos dispuestos a soportarlo más, compañeros. Por eso se ha tomado la decisión de construir la infraestructura propia del IESS”, manifestó el Mandatario.
Ese golpe de timón se decidió en un taller en el Palacio de Carondelet el martes 29 de diciembre de 2015. En esa cita se resolvió una serie de medidas, como la construcción de 4 nuevos hospitales (1.170 nuevas camas), solventados en la buena situación financiera de la que goza el IESS, según sus directivos y el propio Gobierno.
También se dispuso que se realicen intervenciones quirúrgicas los fines de semana con el objetivo de incrementar el número de atenciones y reducir las consultas represadas en el Call Center. Esto teniendo en cuenta el aumento de la cobertura de afiliados: en 8 años el número creció 136%.
Lo cierto es que el Seguro Social enfrentará en 2016 un proceso de cambio desde sus mismas bases con el objetivo de ‘recuperar’ a esos pacientes que desde 2008 se atienden con servidores externos. Aunque el ‘divorcio’ con las clínicas privadas nunca será completo, la idea es que esa relación sea más barata para el Estado. (I)
Punto de vista
No es cuestión de hacer edificios blancos
Luis Tamayo*
Director del Hospital Santa Inés en Cuenca
Nuestra intención es apoyar la decisión, siempre que venga luego de una conversación mesurada. No es cuestión de hacer edificios blancos, no es cuestión de hacer grandes hospitales (…). Comencemos ajustando al cliente interno, es decir las instituciones que ya tenemos. Hablemos del caso de Cuenca, hablemos del hospital Vicente Corral, hablemos del hospital del Seguro Social, todos los hospitales del Estado (…). Quiero que hagan el estudio: ¿Cuál es el costo de un paciente operado en el Seguro y cuál el de un paciente operado a nivel privado? En todo caso la decisión que ha tomado el Presidente es digna de aplaudir porque quiere decir que él está preocupado por la salud. Mientras él garantice la salud al pueblo ecuatoriano, a través de sus instituciones, está perfecto. (O)
*El doctor Luis Tamayo también es vicepresidente de la Asociación Nacional de Clínicas y Hospitales Privados del Ecuador (Achpe). Esta opinión, a título personal, la dio en entrevista concedida al noticiero de Ecuador TV. La Achpe, a la fecha, no ha emitido un pronunciamiento oficial.
Punto de vista
El IESS lo sabe: somos sus mejores aliados
Roberto Gilbert
Director de la Clínica Guayaquil
Esta es una noticia tremendamente buena por parte del señor Presidente, ojalá que se haga realidad a corto tiempo y ojalá que ruede. Es que es obvio, va a dar cabida a las enfermedades de primer nivel y de segundo nivel: una diarrea, una náusea, un vómito, una fractura sencilla, un dolor de cabeza, una apendicitis, una hernia. Todos estos casos están abarrotados en los hospitales del Seguro Social y tienen que buscar una clínica. Pero ojo, la Seguridad Social estableció un tarifario para eso, sumamente barato y económico en relación a lo que pagan otras compañías de seguros (…). Pero aplaudo la decisión del señor Presidente de meter todos los caballos de fuerza para que lo más pronto posible esos hospitales estén funcionando (…).
No pienso que tenga que ver o tengan que disminuirse los pacientes que nosotros atendemos de Seguridad Social a las clínicas grandes, es decir a las clínicas de nivel 3 en donde se hacen los procedimientos complicados, como la cirugía de corazón, los diagnósticos de corazón, las cirugías de cerebro. Los procedimientos de alta complejidad que nosotros realizamos son procedimientos costosos, el señor Presidente habló de algunos millones de dólares, pero invertir millones de dólares en la salud es una obligación de parte del Estado (…). La Seguridad Social no nos va a dejar abandonados porque sabe que nosotros somos sus mejores aliados. No se puede responder a toda la problemática de enfermedades del país, siempre tiene que contar con aliados.