Imagina por un momento que, por más horas que duermas, siempre tienes sueño.
Que te sientes cansado a todas horas y que apenas puedes mantenerte despierto durante el día, sin razón aparente.
Así es el día a día de una persona con hipersomnia.
«En la mayoría de los casos, no tienen dificultad para conciliar el sueño; éste es continuo, pero no es reparador. Sin embargo, suelen tener problemas al levantarse y sentirse confusos e irritables», aseguran fuentes de la Asociación Española de Narcolepsias e Hipersomnias Centrales (AEN).
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Algunos de los efectos, según la asociación, son «fatiga, cansancio, pérdida de concentración y sensorial, y problemas de movimiento».
A menudo tienen que utilizar varios despertadores y alarmas para obligarse a levantarse de la cama y, al hacerlo, se sienten desorientados.
Según la AEN, todos estos factores pueden acabar influyendo en la autoestima y en la vida social y laboral de quien sufre el trastorno.
Y es que, durante el día, tienen una sensación continua de somnolencia y, como consecuencia, disminuyen sus niveles de atención, concentración y memoria.