Por Miguel Gilces Suárez
Para nadie es desconocido que recientemente la organización de las Naciones Unidas reconoció a Ecuador como un modelo de desarrollo sostenible para erradicar la pobreza y reducir la desigualdad.
Esto por si las moscas, como dicen en mi barrio, no es un título decoroso con lo que la todopoderosa Naciones Unidas busca quedar bien con el país, no creo tampoco que sea una apresurada alabanza por el manejo de la economía interna; de lo que sí estoy seguro es que este reconocimiento en realidad compromete al país en mejorar su política de reducción de la pobreza y promueve acciones para acentuar las políticas del buen vivir que desde hace siete años impulsa el gobierno de la revolución ciudadana.
El anuncio se pudo conocer recientemente durante la undécima reunión anual de las Naciones Unidas, que se llevó a cabo en Washington.
Este encuentro tuvo como objetivo plantear una agenda común enfocada en promover la reducción de la pobreza y la eliminación de la desigualdad como componente esencial para la estrategia de desarrollo.
Y para que no queden dudas debo decirles que en ese mismo se encontró la crema y nata del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo, los genios del Fondo Monetario Internacional, la todopoderosa Naciones Unidas, algunos delegados de la Organización de Estados Americanos, entre otros invitados de lujo, dejo ahí nomás el listado porque necesitaría harto espacio para nombrar a todos los que estuvieron presentes para escuchar que Ecuador es ahora “un modelo de desarrollo sostenible para erradicar la pobreza y reducir la desigualdad”.
Es más casi como si fuese un sueño de esos que uno no quiere despertar, el delegado del fondo monetario, es decir, los que dictan las políticas económicas claro está a los países que se dejan, es decir, el mismísimo zar del FMI resaltó los enormes avances que ha tenido la revolución ciudadana en su proceso por alcanzar un desarrollo sostenible en la búsqueda de un equilibrio social y en armonía con los recursos naturales.
Esto no lo olvidaremos por mucho tiempo y debemos pasar esta resolución a nuestros hijos y ellos a sus hijos, para que se sepa que la crema y nata acostumbrada a dictar las políticas económicas en el mundo, ha reconocido que Ecuador por sí solo y sin ayuda externa, se ha convertido en modelo de desarrollo para reducir las desigualdades.
Hasta pronto.
