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Los jugadores se acordaron de «Nobita Bartomeu» en el avión de regreso a Barcelona

Con una hora de retraso sobre el horario inicialmente previsto, minutos antes de las doce y media de la noche aterrizaba en el aeropuerto del Prat el avión que trasladaba a la expedición del FC Barcelona desde Madrid. Atrás quedaban unos 50 minutos de un viaje muy tranquilo, muy parecido a cualquiera de los que ha hecho el equipo durante la temporada.Solo el hecho que las azafatas invitaran a cava a todos los pasajeros podía hacer pensar que algo especial había ocurrido.

Durante el viaje no se oyeron ni gritos ni cánticos. Solo cuando el avión estaba a punto de aterrizar en Barcelona se pudieron escuchar gritos de «Ese Nobita…» Unos gritos que se explican porque es conocido que muchos consideran que el presidente del FC Barcelona tiene un notable parecido con el personaje protagonista de la serie de dibujos animados «Doraemon».

Tras descender del avión, los jugadores subieron a una de las «jardineras» que les trasladó hasta al autocar, mientras los directivos subían en otro autocar más pequeño. De allí, los jugadores se dirigieron a la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí, donde tenían sus vehículos, mientras que Josep Maria Bartomeu se desplazaba al Camp Nou, a los estudios de Barça TV donde, pasada la una de la madrugada, concedía una entrevista al canal oficial del club.

Mientras la jardinera se desplazaba hasta el autocar se podía ver como «botaba» notablemente, fruto de los saltos que en su interior protagonizaban unos eufóricos jugadores que apenas unas horas antes se había proclamado campeones de la liga 2014/2015.

El autocar, que tanto en la parte del cristal de atrás como en los lados llevaba la inscripción «Campions» llegó a la Ciutat Esportiva escoltado por los Mossos d’Esquadra sobre la una de la madrugada. Allí había un centenar de seguidores que no olvidaron los cánticos de «Si, si, si, nos vamos a Berlín», entre otros». Los jugadores, al bajar del autocar, saludaron a los aficionados. El más activo, como siempre, Gerard Piqué, que se puso a saltar, eufórico. Al pie del autocar, algunos jugadores del fútbol base, residentes en La Masia, no desaprovecharon la ocasión de hacerse unas fotos con sus ídolos.

A partir de ahí, ya cada uno a su coche, probablemente a celebrar la noche en algún local de moda de Barcelona. La ocasión lo valía y, además, saben que no deben volver a los entrenamientos hasta el jueves.

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