Un Presidente distinto respira Méjico

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“El distintivo del neoliberalismo es la corrupción. Suena fuerte, pero privatización ha sido en México sinónimo de corrupción”, dijo López Obrador durante su discurso de posesión como presidente del país, el 1 de diciembre de 2018, en el que decretó el fin del periodo neoliberal.

A lo largo de su mandato, López Obrador ha impulsado una serie de medidas anticorrupción que han llevado ante la Justicia a políticos de alto perfil, siendo el caso del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, el más destacado, luego de que el exfuncionario federal declarase haber formado parte de una red de corrupción que involucraría a tres expresidentes: Peña, Calderón y Salinas.

En este contexto se libra la guerra política del actual presidente contra sus antecesores y adversarios políticos, quienes históricamente contaron con el apoyo de las élites empresariales y burocráticas que se construyeron durante el régimen neoliberal.

Así, la reciente aparición de un video, que data de 2015, en el que se aprecia al hermano de López Obrador recibiendo dinero para presuntamente financiar a Morena de cara a las presidenciales de 2018, fue interpretada por el mandatario como una respuesta de sus adversarios ante los señalamientos de Lozoya, que había llegado a un acuerdo con la Fiscalía para reducir cargos en su contra a cambio de denunciar a sus cómplices en la red de corrupción.

Esta batalla política se prevé que se extienda por lo menos hasta las elecciones intermedias de 2021, donde se disputarán 15 gubernaturas y se renovará la Cámara de Diputados.

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