Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Arizona ha descubierto que las partículas diminutas de plástico de menos de 5 mm de ancho (microplásticos) y las que tienen un tamaño de una quincuagésima parte del ancho de un cabello humano (nanoplásticos) pueden ingresar y depositarse en nuestros tejidos.
Según investigaciones anteriores, estas partículas pueden ser ingeridas por humanos y animales, por ejemplo, a través del agua potable, y pasar a través del tracto gastrointestinal. Sin embargo, este último trabajo es el primero en mostrar que también pueden acumularse dentro de los órganos humanos, incluidos los riñones, el hígado y los pulmones.