Cuatro semifinalistas, tres entrenadores alemanes. Y ninguno es Jürgen Klopp, el técnico del todavía vigente campeón de la Champions, el Liverpool, al que muchos consideran el DT mejor del mundo. Thomas Tuchel, con el Paris Saint Germain; Julian Nagelsmann, con el Leipzig; y Hans-Dieter Flick, con el Bayern Múnich; dejaron en claro que los entrenadores germanos -el cuarto es el francés Rudi García del Lyon- están atravesando un presente extraordinario. Y más allá de sus diferencias, a los tres los une un hilo conductor.
Ni Tuchel, ni Nagelsmann ni Flick fueron futbolistas destacados. Su éxito está limitado a sus carreras como técnicos, más allá de que el actual entrenador del Bayern jugó poco más de 100 partidos en el club bávaro a fines de los 80 y es el que más extendió su trayectoria como jugador: se retiró a los 28 años, después de ser jugador y DT en el Victoria Bammental, un equipo regional, cuando las lesiones se hicieron insoportables. Con 25 colgó los botines Tuchel, cuando sus cartílagos le dijeron basta. Y con apenas 20, Nagelsmann se dio cuenta de que sus rodillas no resistirían el profesionalismo y comenzó a ayudar a Tuchel, que en ese momento dirigía a la filial del Augsburgo.
Otra coincidencia de ambos es que comenzaron trabajando con juveniles, para luego tener oportunidades con los mayores. Y el estilo de juego preferido también es similar: presión alta y transiciones rápidas, virtudes que quedaron expuestas en muchos de los goles que posibilitaron su pasaje a las semifinales. Si no, que lo diga el Barcelona.