El Consejo Federal de Suiza ha anunciado este viernes su decisión de participar en el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII) fundado por China.
A través de un comunicado oficial, Berna ha informado de que recibirá el estatus de Estado fundador y estará involucrada en las preparaciones de las cláusulas de los documentos estatutarios de la nueva institución. Según ha explicado, el objetivo es reforzar las relaciones con China y Asia en general.
«El banco tiene el potencial para convertirse en una importante parte nueva de la arquitectura financiera internacional y desempeñar un papel clave en la financiación de una infraestructura urgentemente necesaria en Asia», dice el documento. De este modo, Suiza sigue el ejemplo del Reino Unido, Alemania, Italia, Francia y Australia, países que ya han formalizado su intención de unirse a la entidad china.
El Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura es uno de los elementos con los que Pekín quiere dar un empuje a su capacidad de medirse con las instituciones financieras internacionales dominadas por Gobiernos occidentales. Otros elementos del mismo sistema son la nueva Ruta de la Seda, en la que el BAII se compromete a realizar fuertes inversiones, y el Banco de Desarrollo del bloque BRICS.
Según los impulsores de la iniciativa, la meta de la institución no es complementar a su rival inmediato —el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD)— dominado por Tokio y Washington, sino desafiar sus políticas y su sistema burocrático. El BAII se postula, además, como una alternativa al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que tienen su sede en Washington.
El banco fue puesto en marcha el pasado octubre con un acuerdo de fundación firmado por 21 estados y un capital estatutario de 100.000 millones de dólares. Está previsto que la redacción de sus estatutos internos finalice a finales de este año.
Desde el principio de la iniciativa, Washington ha estad tratando de convencer a sus aliados para que se mantuvieran fuera de la nueva institución e hicieran presión contra ella desde el exterior. Según el Departamento del Tesoro de EE.UU., que reconocía la necesidad de aumentar las inversiones en infraestructuras en todo el mundo, las nuevas instituciones deben «incorporar los altos estándares que la comunidad internacional ha construido colectivamente» y se les debe presionar para lograrlo.